La tercera edición de Anti-Marx incluye una ampliación de la nota a pie de página 41 en el primer tomo que reproducimos a continuación.
Marx no estaba a favor de la prohibición absoluta del trabajo infantil. Al contrario, consideraba que el germen de la educación del futuro socialista había que buscarlo en la fábrica:
El germen de la educación del futuro se halla en el presente sistema fabril: la educación de cualquier niño mayor de cierta edad combinará el trabajo productivo con la enseñanza y la gimnasia, no sólo para así añadir eficiencia a la producción, sino porque es el único método de generar seres humanos completamente desarrollados (C1, 15.9, 614).
Y, precisamente por eso, también pensaba que la prohibición del trabajo infantil resultaba incompatible con la transformación de la sociedad capitalista en una sociedad comunista:
La prohibición general del trabajo infantil es incompatible con la existencia de la gran industria y, por tanto, un piadoso deseo, pero nada más. El poner en práctica esta prohibición –suponiendo que fuese factible– sería reaccionario, ya que, regulando rigurosamente la jornada de trabajo según las distintas edades y aplicando otras medidas preventivas dirigidas a proteger a los niños, la combinación del trabajo productivo con la enseñanza desde una edad temprana es uno de los más potentes medios de transformación de la sociedad actual (Marx [1875] 1989, 98).
Ahora bien, ¿qué entendía exactamente Marx por trabajo infantil? ¿Qué edades incluía en semejante expresión? Sus palabras, recogidas en las actas del Consejo General de la Primera Internacional, nos indican que se refería a cualquier menor de más de nueve años:
No estoy diciendo que esté mal que las mujeres y los niños participen en la producción social. De hecho, creo que cualquier niño con edad superior a nueve años debería dedicar una porción de su tiempo al trabajo productivo, si bien las circunstancias en las que esto ocurre actualmente son abominables (Marx [1868] 1985, 383).
Esta misma idea la expresó, de un modo más desarrollado, en las instrucciones que redactó para los delegados del Consejo General Provisional de la Primera Internacional:
Consideramos que la tendencia de la industria moderna a incorporar a los niños y a los jóvenes a cooperar en el gran trabajo de la producción social es una tendencia progresista, sana y legítima, si bien, bajo el régimen capitalista, ha sido deformada hasta llegar a transformarse en una abominación. En toda sociedad razonable, cualquier niño debe convertirse en un trabajador productivo desde los 9 años de edad, del mismo modo que todo adulto apto para el trabajo debe obedecer la ley general de la naturaleza, a saber: trabajar para poder comer, y trabajar no sólo con la cabeza, sino también con las manos. Sin embargo, en estos momentos, nos estamos ocupando sólo del caso de los niños y jóvenes de ambos sexos de la clase obrera.
Por razones fisiológicas estimamos que los niños y los jóvenes de ambos sexos deben dividirse en tres clases, que requieren un trato diferenciado: la primera comprende a los niños de 9 a 12 años de edad; la segunda, de los 13 a los 15 años, y la tercera, de 16 y 17 años de edad. Proponemos que la ley restrinja el trabajo de los niños de la primera clase a dos horas, tanto en la empresa privada como en el hogar; la duración del trabajo para los niños de la segunda clase debe ser de cuatro horas, y para los de la tercera, de seis horas. Para la tercera clase deberá hacerse un intervalo de una hora, como mínimo, para comer o descansar.
(…)
La combinación del trabajo productivo retribuido, la formación mental, los ejercicios físicos y la enseñanza politécnica pondrá a la clase obrera muy por encima del nivel de las clases medias y de las clases altas.
De suyo se entiende que debe estar estrictamente prohibido por ley el trabajo de niños de 9 a 17 años de edad por la noche o en cualquier industria nociva para la salud (Marx [1866] 1985, 188-189).
No obstante, cabe ciertamente la posibilidad de que Marx cambiara, al menos parcialmente, de opinión en la etapa final de su vida. Y es que en el programa electoral del Partido Obrero Francés, elaborado en 1880 por Marx junto al líder de esta formación política Jules Guesde, podemos leer como primera propuesta económica: <<Prohibición del trabajo infantil en empresas privadas para menores de catorce años; y, para los jóvenes entre catorce y dieciséis años, reducción de la jornada laboral de ocho a seis horas>> (Marx [1880] 1989, 340-341). Sin embargo, no sólo se trata de que la prohibición del trabajo infantil únicamente se refiera al ámbito de la empresa privada (no en el campo, en el ámbito familiar o, previsiblemente, en una comuna socialista), sino que ni siquiera es seguro que Marx suscribiera todos los puntos de ese programa, ya que el propio Engels relató que sólo fue responsable del preámbulo y que el resto del texto fue discutido, pero no consensuado, con Guesde:
Guesde vino aquí para redactar el borrador de un programa para el Partido Obrero Francés. El preámbulo sí que lo dictó Marx, aquí mismo en mi habitación, en presencia de Lafargue y mía (...) Luego discutimos el contenido del resto del programa; añadimos esto y quitamos aquello, pero podemos comprobar el poco fundamento que tiene considerar a Guesde portavoz de Marx en que éste insistió en incluir su disparate sobre el salario mínimo. Y como no éramos nosotros, sino los franceses, los responsables de este texto, al final le dejamos hacer lo que quisiera, aunque él mismo admitió que era teóricamente un absurdo (Engels [1881] 1985, 148-149).
Tengamos presente que el programa del Partido Obrero Francés fue concebido en 1880, tan sólo cinco años después de que Marx escribiera, en el texto que ya hemos referenciado de su Crítica al Programa de Gotha (1875] 1989, 98), que prohibir el trabajo infantil era incompatible con la gran industria y una medida reaccionaria. Por tanto, o bien Marx cambió mucho de opinión en unos pocos años o bien la propuesta del Partido Obrero Francés no reflejaba completamente sus ideas sobre esta cuestión.
Si he entendido bien, ¿Marx estaba en contra del salario mínimo? ¿Por qué?
Más que concentrarse solo en la edad, yo me enfocaría en las circunstancias de vida que esa edad suponía en ese entonces y en las razones por las cuales M justifica la necesidad de su participación en los esfuerzos productivos.
Gracias.